Aspiro el ramillete de los años
y siento que estoy muerto en cada olvido.
Mis apariencias todas se gastaron.
Alguien se iba de mí cada crepúsculo...
En mis tiempos marchitos hubo puertos,
y pañuelos vehementes se alejaron...
Desconocidas gentes han partido
del fondo de mi ser ya devastado.
Me quedé en la efusión de cada abrazo
y en los adioses laxos y secretos
De improviso me vi como un extraño
con mi presencia inexplicable y sola.
Lo ausente habla un idioma que no alcanzo.
Inútilmente dóblanse las tardes..
Nos vamos deshaciendo en los olvidos.
Ya dispersé el recuerdo como un ramo.
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